Olivorio Mateo

Casandra Damirón

(12 de Marzo de 1919 - 5 de Diciembre de 1983)

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Su vida

En 1925 a la edad de seis años, Casandra demostró su vocación artística actuando en las funciones y veladas que organizaba el Teatro La Unión de Barahona. Casandra aprendió luego a tocar el piano y la guitarra. En 1930, a la edad de 11 años, visita con más frecuencia el Teatro Unión, a esa edad debuta en una velada del Centro de Cultura. También participa a esa edad en el equipo de volibol Casino del Sur. En 1933 su padre es nombrado en un cargo judicial en Santo Domingo, y todos los miembros de la familia se trasladan a residir a la calle José Reyes, frente a la iglesia Las Mercedes, en la Zona Colonial. En 1939 debuta en el prestigioso Club Antillas de Santo Domingo en presencia de distinguidas personalidades de la farándula. En los medios de comunicación sólo se hablaba de aquella joven que deslumbró al público del Club con su explosiva y elegante técnica de voz.

En 1945 empieza a trabajar en la emisora de radio “La Voz del Yuna” de Bonao que en 1946 se traslada a la capital y en tres años pasa a ser “La Voz Dominicana”. Casandra se consagra con las canciones “Cosita Linda” y “Maldición Gitana” del compositor Avelino Muñoz. Pronto realiza exitosas presentaciones en Cuba, Puerto Rico y Venezuela.


Carrera artística

Casandra continúa sus prácticas de canto y su tío Fello Damirón se percata de su progreso y prepara las condiciones para varias presentaciones musicales en La Voz del Yuna, en Bonao. Esta estación radiofónica se distinguía por la proyección de los valores artísticos y culturales, fue fundada por Petán Trujillo en agosto de 1942, trasladada años después a Santo Domingo, como La Voz Dominicana. Su lema era: “Al servicio del progreso y la cultura”.

El acompañamiento y animación de las presentaciones de la emisora estaban a cargo de la orquesta del maestro Julio Gutiérrez, quien viajó al extranjero en 1945 y recomendó a Rivera como sustituto, lo cual fue aceptado por Petán.

Durante la celebración de la Feria de la Paz en 1955 (celebración de los 25 años del régimen de Rafael Leonidas Trujillo) Casandra se siente preocupada porque en dicha festividad se presentaron los mejores artistas extranjeros y no había ningún grupo de música dominicana. Es cuando la artista decide formar un grupo de danza folklórica, cuyos integrantes realizaban espectáculos con expresiones típicas, como el Baile de Palos, la Mangulina, el Carabiné y otros bailes campesinos.

La artista llevó por primera vez el merengue a Estados Unidos, España, Puerto Rico, Venezuela y otros países con su compañía de danza. Casandra dedicó sus últimos años a enseñar los bailes folklóricos a jóvenes.

La Soberana, como se le llamó a Casandra Damirón, agotó presentaciones en programas de televisión y en clubes nocturnos de La Habana, en compañía de luminarias de Cuba, especialmente Benny Moré, “El bárbaro del ritmo”, uno de los artistas más cotizados en Cuba y México. Las revistas Bohemía, Vanidades y Carteles se hicieron eco en sus páginas del triunfo de Casandra, quien regresa a Santo Domingo un mes después cargada de estatuillas y pergaminos de reconocimiento.


Muerte y legado

En 1979, con más de medio siglo de éxitos, Casandra dedica sus últimos años a formar jovencitas y jovencitos en el baile folklórico, zapateando y cantando las tradiciones de su pueblo. Ese año le trae una infausta noticia: el cáncer le afecta uno de los órganos de su anatomía.

Fue operada de un cáncer maligno y recuperada, continuó trabajando en los barrios de de su natal Barahona. El 1 de diciembre de 1983, en el interior de Casa de Teatro en Barahona, el Teatro Popular Danzante y el pueblo barahonero le tributan un homenaje.

A pesar de su desgracia, ante los turbulentos acontecimientos que azotaban entonces a la sociedad dominicana, exclama: “Lamento que por enfermedad yo no pueda coger la espada para luchar con los que tienen las cosas en las manos y no hacen nada”. Finalmente, muere el 5 de diciembre de 1983 en Santo Domingo.

En 1984 surgen los Premios Casandra. Estos premios de la Fundación de Artistas y Cronistas de Santo Domingo (ACROARTE) reconocen la calidad y el talento de los artistas que han resaltado a lo largo de un año. Son los premios del espectáculo más importantes de la República Dominicana.

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